sábado, abril 28, 2007

Salud Sexual para la Pareja IV - Sexo Oral

Sexo Oral

El sexo oral, es una práctica sexual muy placentera y gratificante, pero debe soportar muchos tabús y prejuicios, hay personas a las que les desagrada el sexo oral, pero desde luego, no es el caso de muchos otros.

Para practicar tanto una “felación” (sexo oral para ellos) como un “cunnilingus” (sexo oral para ellas), hay dos cosas que debemos tener en cuenta:

  1. Estar completamente seguro de que la persona con la que se va a hacer el sexo oral, está completamente sana y no padece de ningún tipo de enfermedad. Deben poner especial atención a las enfermedades de transmisión sexual y renal.
  2. Previo a la relación, la pareja deberá haber efectuado una higiene personal, poniendo especial esmero en las zonas erógenas.

Higiene del pubis (ambos sexos)

¿Sabías que una axila sin vello comienza a despedir malos olores después de 24 hrs. de haberse aseado?

¿Sabías que una axila con vello despide malos olores tan solo 4 hrs. después de haber sido aseada?

Pues exactamente lo mismo sucede con la región púbica, solo que además de los olores despedidos por la transpiración normal del cuerpo y bacterias alojadas en las vellosidades, tenemos olores ocasionados por residuos de orina, hongos producto de las fibras sintéticas de la ropa interior y muy posiblemente algún pequeño escurrimiento previo al acercamiento íntimo.

Un pubis que no recibe atención y arreglos, es como un jardín que no se poda y se deja crecer la maleza sin control o como una cabellera que no se corta ni se peina. En los tres casos da la sensación de suciedad y poca higiene, que delatan el poco interés o cuidado que se aplica a esa zona.

Higiene masculina

Recuerda que un vello muy largo, puede interponerse a la hora de la relación y escoriar a tu pareja. Si no estás circuncidado, debes poner especial atención en la limpieza del glande, removiendo todo rastro de acumulación.

De igual manera, debes poner especial interés en la limpieza de la entrepierna, el escroto y el ano. Existe mucho tabú entre los hombres (ignorantes) en cuanto a la limpieza de la cavidad anal. Muchos creen que el lavar esta parte, les hará menos hombres y eso es una completa estupidez. Para empezar, hablamos de lavar la cavidad anal y NO el recto. La cavidad anal es la que encuentra entre los glúteos, no tienes que introducir nada por ningún lado. Llevar esta práctica a cabo, evitará que a la hora de la relación, cuando tu pareja se acerque a tu región púbica, perciba malos olores y por consiguiente se aleje.

Higiene femenina

Si tú No eres de las mujeres que suelen peluquear, recortar o rasurar el pubis, te recomendamos que como mínimo tengas el cuidado de recortar la vellosidad que pueda llegar a introducirse a la vagina, ya que éstos le escoriarán la lengua a tu compañero y a ti te irritarán. Recuerda que a la mayoría de los hombres les excita mucho un pubis coquetamente rasurado o lampiño. Si este es el caso de tu pareja, con el solo hecho de rasurarlo, provocará que constantemente desee hacerte el sexo oral.

Una higiene previa en el pubis, entrepierna y cavidad anal, además de darte la seguridad de no despedir olores posiblemente desagradables, te permitirá disminuir la acidez vaginal (que no es otra cosa que un compuesto de ácido láctico y bacterias que recorren las paredes vaginales debido a la acidez o pH) y rastros de flujo normal, así como cualquier partícula de papel higiénico que pudiera haber quedado en una ida previa al baño.

Después de llevar a cabo las sugerencias anteriores, podrás estar segura que tu pareja se entregará por completo a la práctica del sexo oral y te llevará a experimentar sensaciones que posiblemente nunca llegaste a imaginar.

NOTA: pH = potencial de hidrógeno. Método con el cual se mide la alcalinidad o acidez de los líquidos.

Sexo oral para ellas

Enséñale cómo te gusta el “cunnilingus”

El sexo oral: las finas artes amatorias aplicadas con la boca y la lengua en los genitales, son para algunas personas algo simplemente desagradable. Para otros, por el contrario, es la más intensa experiencia sexual, que además de poder disfrutarse como un jugoso condimento del juego previo, puede también ser el camino directo hacia un hermoso orgasmo.

Hay mujeres que no se permiten disfrutar de esto, que les resulta “sucio”, hay varones que no pueden hacérselo a su compañera, se inhiben, les da asco. Pero en los hombres lo más común es que sean “selectivos”: con algunas mujeres lo hacen, con otras no”. Depende del cuidado y esmero que pongas en la higiene personal.

Sin embargo es importante saber que para la mujer esta estimulación es la combinación perfecta: “suave, directa, cálida y húmeda. Son las condiciones ideales para lograr la excitación femenina. Su mayor sensibilidad justamente se encuentra en este lugar: labios mayores, labios menores, el clítoris y entrada de la vagina”.

Muchas veces, la vergüenza, los tabúes y los mitos, hacen que las mujeres no se animen a disfrutar de lo más placentero. Por eso, para lograr la satisfacción sexual es importante aprender a pedir.

La clave está en aprender a pedir

Es especialmente en estos temas que a las mujeres nos cuesta decir lo que queremos: mientras que los hombres, sin ningún pudor, expresan su demanda; nosotras nos animamos a insinuar los mismos deseos sólo cuando la confianza está bien afirmada.

Sin embargo para muchas mujeres el cunnilingus es el único camino que tienen para llegar a vivir un orgasmo. Por eso el sincerarse con la pareja debe ser una condición inicial. La mujer debe saber comunicarle a su compañero las diferentes modalidades de la sexualidad femenina para así lograr disfrutar juntos. Ambos deben aprender que para alcanzar una relación sexual satisfactoria se necesita tanto de una buena comunicación como permitirse muchas pruebas de ensayo y error”.

Una mujer con experiencia sexual que conozca su cuerpo y reconozca sus sensaciones placenteras, no necesita más que relajarse y gozar del juego que se propondrá en la relación sexual. Pero, una que recién se inicia y que no ha tenido los suficientes compañeros sexuales como para saber si “hay algo mejor de lo que ya ha probado” necesita ayuda. Porque para pedir algo hay que estar convencida de que eso es lo que necesitamos.

Por dónde comenzar

  1. Lo ideal sería que tu compañero empezara acariciándote el cuerpo y besándote el cuello, los pechos, los pezones. Antes de pasar a los genitales debería besar tu cuello, pecho y los pezones. Eso hará que te relajes y empieces a mojarte hasta estar excitada.
  2. Sería interesante que, mientras tu "amante" desliza sus manos hacia abajo, acariciando los glúteos y muslos, tratando de llegar a los genitales, te preguntara cómo te gusta el sexo oral: ¿rápido o lento, suave o duro? Si esto no sucede insinúaselo tú. Dale alguna pista para ayudarlo en lo que está haciendo.
  3. La postura es importante para sentir más placer. Si te tumbas boca arriba con las piernas abiertas y "lo dejas hacer" quizás pierdas el control de la situación totalmente. Quizás te guste probar ponerte hincada, apoyando manos y rodillas, con la vulva a la altura de su cara (él estará tendido sobre la cama boca arriba) Eso te permitirá mover tu cuerpo, levantándolo y bajándolo a medida que sientas placer o molestia. Otra postura que te permite controlar algo es ponerte de pie y él de rodillas con la boca a la altura de tus genitales. Si lo tomas de la cabeza podrás alejarlo o acercarlo a la medida de tus deseos.
  4. El ritmo es muy importante y aunque no te animes a decirle en palabras lo que necesitas, tus gestos corporales pueden ayudarlo a interpretar. Cuando esté siendo brusco aléjate un poco de él, y cuando quieras más presión o más contacto aprieta la vagina contra su cabeza. Siempre trata de que el ritmo sea constante y lento.
  5. Algunos hombres suelen introducir un dedo en la vagina de su compañera cuando ésta está excitada. Si eso no ocurre y es lo que te gustaría, hazlo tu misma. Tócate tus genitales y él sabrá que eso es lo que deseas.
  6. Cuando empieces a acercarte al momento final trata de hacérselo saber para que no varíe la frecuencia ni el ritmo.

Y si a pesar de todo esto, ¿no funciona?

Lo primero que puedo decirte es que no bajes los brazos. Queda otro recurso más antes de tirar la toalla y es plantear con franqueza tus necesidades.

  1. Cuéntale qué te gustaría y cómo. Apréndete los puntos anteriores de memoria y relátaselos. Dile exactamente qué quieres que te haga y cómo. Es muy posible que él no sepa hacerlo.
  2. Asegúrate de que sabe dónde tienes el clítoris y cuáles son tus zonas erógenas. Si es necesario enséñaselo a la luz del día y deja que explore, que examine la zona. Hasta puedes guiarlo con tu mano llevándolo de paseo por los lugares donde quieres que te toque o te bese.
  3. No olvides ningún detalle. Todo cuenta. Si es demasiado brusco o rápido, díselo. Si te gustaría que te acariciara más, pídeselo.

Un juego para gozar de a dos

La próxima vez que estén juntos en intimidad, puedes proponerle un juego: cada uno sin ser interrumpido y por turnos debe contarle al otro sus deseos, qué le gusta que le hagan, qué le gusta hacer, qué le gusta ver.

Es importante que esto se haga en un clima de tranquilidad y no intentarlo cuando se está en medio de peleas, depresión o de mal humor.

A su vez siempre debe ser de forma positiva, sin recriminar al otro por lo que no hizo, sino simplemente comunicándole cuales son sus preferencias. “Esto no implica que estén obligados a realizarlas, pero sí sirve para romper el silencio y conocer nuevas herramientas para futuros encuentros”.

Y recuerda que él no tiene por qué adivinar lo que tú deseas. Es tu responsabilidad que él lo sepa. Y es tu responsabilidad también, que él haga lo que le pides. Porque, siempre depende de ti la decisión de quedarte donde no encuentras lo que recibes. En la cama también el poder lo tienes tú.

El arte del “cunnilingus”

Tengo mucho respeto por todos ustedes que gustan chupar la vulva porque hay muy pocos como ustedes por ahí. Y no soy la única mujer que dice esto. Y más aún, para algunos de ustedes que aún no lo hacen demasiado bien, quizá esta pequeña lección les ayudará. Cuando una mujer encuentra a un tipo que da una buena chupada, ha encontrado un tesoro que no va a dejar ir fácilmente. Este es un espécimen raro y ella lo sabe. Ella ni siquiera les dirá a sus amigas sobre él o ese tipo se volverá el más popular del grupo. Así que recuerden, la mayoría de los hombres pueden copular, pero el tipo que la chupa bien, tiene una gran ventaja.

La mayoría de las mujeres son tímidas con respecto a su cuerpo. Aún si tienes a la mujer más amorosa del mundo en la cama contigo, va a preocuparse sobre si te gusta su cuerpo. Dile que es hermoso, dile cuáles son las partes que más te gustan, dile cualquier cosa, pero inspírale la confianza suficiente para dejarte caer entre sus piernas.

Ahora detente y mira lo que ves. Hermosa, ¿no? No hay nada que haga a una mujer más única que su vulva. Lo sé. He visto muchísimas de ellas. Vienen de todos los tamaños, colores y formas; algunas están metidas como la de las nenas y algunas tienen gruesos y suculentos labios que salen a darte la bienvenida. Algunas están anidadas en cepillos de piel y otras están cubiertas con pelusa transparente. Aprecia las cualidades únicas de la mujer y dile lo que la hace especial.

Las mujeres tienen un trato más verbal que los hombres, especialmente mientras hacen el amor. También responden más al amor verbal, lo que significa, que cuanto más le hablas, más fácil te será hacerla que se venga. Así que todo el tiempo que estés mimando y acariciando su hermosa vulva, háblale sobre ella.

Ahora mírala nuevamente. Suavemente aparta los labios y observa sus labios menores, lámelos si quieres. Ahora abre las partes superiores de su vulva hasta que puedas encontrar su clítoris. Las mujeres tienen clítoris de diferentes tamaños, al igual que ustedes tienen penes de diferente tamaño. No significa nada en cuanto a su capacidad orgásmica. Todo lo que significa es que más de ella se haya escondido debajo de su prepucio.

Siempre que toques la vulva de una mujer, asegúrate de que tu dedo esté húmedo. Puedes chuparlo o humedecerlo con los jugos de ella. Asegúrate, por todos los medios, de humedecerla antes de tocar su clítoris porque no tiene humedad propia y es extremadamente sensible. Tu dedo se le pegará si está seco y eso lastima. Pero de todos modos todavía no le toques el clítoris. Tienes que trabajar hasta ese punto. Antes de que se excite, su clítoris es demasiado sensible para ser manipulado.

Acércate a su vulva lentamente. Las mujeres aman jugar aún más que los hombres. La parte interior de sus muslos es su punto más delicado. Lámelo, bésalo, haz dibujos en ellos con la punta de tu lengua. Llega peligrosamente cerca de su vulva, entonces apártate. Hazla anticiparlo.

Ahora lame y chupa el pliegue donde su pierna se une con su vulva. Acaricia con tu nariz su vello. Roza tus labios sobre su hendidura sin presionarla para excitarla. Después que hayas hecho esto hasta el punto que tu dama salte de su asiento y se esté esforzando en tener tus besos y caricias más cerca de su intimidad, entonces pon tus labios justo en la parte superior de su hendidura.

Bésala, suavemente, luego más fuerte. Ahora usa tu lengua para separar los labios de su vulva y cuando ella se abre, desliza tu lengua hacia arriba y hacia abajo entre las capas de carne de la vulva. Suavemente separa sus piernas un poco más con tus manos. Todo lo que haces con la mujer que vas a chupar debe hacerse suavemente.

Hazle el amor con la lengua. Esto se siente divino. También la alivia porque a esta altura ella quiere darle algo de atención a su clítoris. Verifícalo. Observa si su clítoris se ha vuelto suficientemente duro como para verlo fuera de su cubierta. Si es así, lámelo. Si no puedes verlo, podría estar todavía esperándote debajo. Por lo tanto lleva tu lengua hasta la parte superior de su hendidura y siente su clítoris. Puedes sentir escasamente su presencia. Pero aún si no puedes sentir la diminuta perla, puedes hacerla levantar lamiendo y chupando la piel que lo cubre. Lame fuerte ahora y presiona su piel.

Suavemente retira los labios de la vulva y da pequeños golpecitos con tu lengua contra el clítoris, cubierto por el prepucio o no. Haz esto rápidamente. Esto debe causar que se estremezcan sus piernas. Cuando sientas que ella se está acercando al orgasmo, haz con tus labios una O y lleva su clítoris a tu boca. Comienza a chupar suavemente y observa la reacción de tu compañera en su rostro. Si puede manejarlo, comienza a chupar más fuerte. Si lo extrae, chupa más fuerte aún. Acompáñala. Si levanta su pelvis hacia arriba con la tensión de su orgasmo emergente, muévete con ella, no te le opongas. Aguanta, y mantén tu boca caliente sobre su clítoris. No te detengas.

Pero regresemos a tu sesión de chupar la vulva. Hay otra cosa que puedes hacer para intensificar el placer de tu mujer. Tú puedes hacer el amor con el dedo mientras disfruta tus talentos de lamedor de clítoris. Antes, durante o después. A ella realmente le gustará. Además de sus zonas erógenas alrededor del clítoris, la mujer tiene otra área extremadamente sensible en la parte superior de su vagina. Esto es lo que le frotas cuando le haces el amor. Bien, como tu pene está muy lejos de tu boca, tus dedos tendrán que hacer el amor.

Toma dos dedos. Uno es demasiado delgado y tres es demasiado grueso y por lo tanto no pueden penetrar lo suficiente. Asegúrate que estén húmedos para no irritar su piel. Deslízalos dentro, lentamente al comienzo, luego un poco más rápido. Hazle el amor con ellos rítmicamente. Aumenta la velocidad solamente cuando ella lo hace. Escucha su respiración.

Ella te dejará saber qué hacer. Si le estás chupando el clítoris y haciéndole el amor con los dedos al mismo tiempo, la estás estimulando mucho más de lo que lo harías solamente con el pene. Puedes contar que con esto está muy excitada. Si hay dudas, verifica los síntomas. Cada mujer es única. Puedes tener una cuyos pezones se ponen duros cuando se excita o solamente cuando está teniendo un orgasmo. Tu chica podría ruborizarse o comenzar a temblar. Aprende a conocer sus síntomas y serás un amante más sensible y perceptivo.

Cuando ella comienza a tener un orgasmo, no te alejes de ese clítoris. Permanece allí cuanto dure. Cuando comience a salir del primer orgasmo, presiona tu lengua a lo largo de la parte inferior del clítoris, dejando tus labios cubriendo la parte superior. Mueve tu lengua adentro y afuera de su vulva. Si tus dedos están adentro, muévelos también un poco, pero suavemente, las cosas son extremadamente sensibles justo ahora.

Si juegas bien tus cartas, obtendrás algunos orgasmos múltiples de esta manera. La mujer permanece excitada toda una hora después de haber tenido un orgasmo. ¿Te das cuenta todo el impacto de esa información? ¿El potencial? Una mujer fue cronometrada con 56 orgasmos en una sesión. ¿Sabes qué efecto podrías tener sobre una mujer a la que dieras 56 orgasmos?

¡Algunas mujeres gustan de ser frotadas y penetradas analmente mientras están siendo chupadas!

El último consejo que tengo para ti es éste: Después que la hayas hecho alcanzar el clímax, no la dejes sola justo ahora. Háblale, acaricia su cuerpo, mima sus pechos. Mantente haciéndole el amor calladamente hasta que calme toda su excitación. El hombre puede desconectarse y ponerse a dormir en un suspiro y no sentir remordimiento, ningún sentido de pérdida. Pero la mujer por naturaleza requiere algo de afectividad de su amante en esos primeros minutos después del sexo.

El sexo oral puede ser una de las más excitantes experiencias sexuales que puedas tener. Pero todo es lo que haces. Tómate tu tiempo, practica a menudo, presta atención a las indicaciones de tu amante, y principalmente, disfrútense.

Sexo oral para ellos

Según el Kama-Sutra hay ocho ejercicios que la mujer puede practicar a un hombre para proporcionarle placer con la boca.

  1. Unión nominal. La mujer, sosteniendo el pene con su mano lo oprime entre sus labios, imprimiéndole movimiento a su boca.
  2. El mordisco en los costados. La mujer toma el pene con los dedos por la base como si de un ramo de flores se tratara y lo irá mordiendo suavemente con los labios y los dientes por los costados.
  3. La succión exterior. La mujer toma la base del pene y lo introduce hasta el fondo de su boca apretando fuertemente con los labios y lo va estirando hacia fuera manteniendo la presión. Una vez llegado al final abrirá un poco más la boca para facilitar una nueva penetración y repetirá la misma acción anterior sucesivamente.
  4. La succión interior. La mujer introduce el pene en su boca apretando con sus labios y va introduciéndolo y sacándolo sucesivamente sin dejar de hacer presión con los labios.
  5. El beso. La mujer sosteniendo el pene en su mano irá besándolo suavemente a manera de pequeños mordiscos o pellizcos.
  6. La chupada. La mujer después de besar el pene de la forma descrita anteriormente lo acariciará con la lengua y chupará con fruición el prepucio.
  7. La succión del mango. La mujer meterá la mitad del pene en su boca y lo succionará con fuerza, como si de un jugoso mango se tratara.
  8. Engullición. La mujer introduce todo el pene dentro de su boca (e incluso los testículos) apretándolo contra su garganta como si quisiera engullirlo totalmente. La mujer puede también ayudarse de sus manos y aplicar movimientos de vaivén al tronco del pene. También puede utilizar una de las manos para acariciar los testículos, las nalgas y la zona anal de su pareja.

A algunas mujeres les gusta hacer a su compañero una “fellatio” refrescante. Para tal fin se introducen previamente pequeños trozos de hielo en la boca. La sensación de frío y de calor simultáneas es muy excitante.

Felación

Forma una “O” con los labios previamente humedecidos, ponlos cuidadosamente en la punta de su miembro y mueve la cabeza en círculos diminutos.

Coloca los labios ajustándolos al tronco y recórrelo, primero a un lado y después al otro. Coge la punta de su pene suavemente entre tus labios, con giros rápidos, besándolo tiernamente y tirando hacia atrás de su suave piel. Permite que el glande se deslice completamente en tu boca y presiona el tronco firmemente entre tus labios. Sostén la presión un momento antes de soltar.

Forma de nuevo un círculo con tus labios y besa a todo lo largo de su longitud, succionando y besando al mismo tiempo. Mientras besas, permite que tu lengua “aletee” por todo su pene acabando en el extremo. Golpeando con ella repetidamente la sensible punta del glande.

Permite que su miembro penetre en tu boca tan profundamente como te sea posible (sin ahogarte, mujer), presionándolo y chupándolo. No le soples nunca dentro en el pene. Puede ocasionar una infección. También puedes acariciar y besar sus testículos.

No consientas que te digan otra cosa: La decisión es tuya. Puedes permitir o no llegar hasta el final y que él eyacule en tu boca. Igual que puedes tragarlo o no, según te agrade o no su sabor.


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